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martes, 17 de marzo de 2009

SOLUCION PARA LA CRISIS

SOLUCIÓN PARA LA CRISIS

Nos hicimos ricos de golpe y nos acostumbramos a consumir móviles de última moda, casas con hipotecas a pagar después de la muerte o automóviles con mp3. Ahora, hace poco inventaron la crisis y todos los sueños se han desvanecido. La euforia se ha venido abajo y los inmigrantes deambulan por las calles de este paraíso sin comprender lo sucedido.
Inyectan miles de millones a bancos, empresas y organismos que no tienen nombre, mientras los ciudadanos hacen cola en los mostradores de las entidades bancarias y un cartel de no hay billetes está colocado a todo color en las cajas blindadas donde ha desaparecido la esperanza..
Creo que tengo la solución para esta crisis. No hace falta ser un lince para solucionar este problema. En vista de que hay tanto dinero y que todos los gobiernos están inyectándolo a los que más tienen, y no ha hecho ningún efecto hasta la fecha. Mi solución es que dieran un coche, una casa y un trabajo a cada persona y creo que todo se arreglaría. Los fabricantes de automóviles podrían estar tranquilos porque sus ventas se arreglarían de inmediato. Acabando con el almacenamiento y con las dudas de los trabajadores del sector que han sido echados a la calle después de haber ganado miles de millones de euros sus respectivas firmas. Las inmobiliarias podrían vender todos los pisos vacíos que tienen y terminar con las dudas de presunta quiebra en la burbuja inmobiliaria. Así se animaría el mercado, se acabaría con todo el stock de pisos vacíos y los problemas que tienen las grandes inmobiliarias desaparecerían por completo, con el consiguiente resurgir de este motor de la economía. Por último, el gobierno respiraría tranquilo al dejar la cifra del paro en cero absoluto, al dar a cada ciudadano un trabajo. Con un sueldo apropiado, para poder seguir consumiendo como lo estábamos haciendo hasta hace unos meses. Cambiando de móvil cada mes, teniendo en cada casa un par de autos y visitando cada día cientos de escaparates para poder comprar la prenda de nuestros sueños.
Nos habían acostumbrado a una vida de compras sin pensar si nos hacía falta lo que nos llevábamos y ahora andamos sin control en nuestras vidas. Tan sólo nos queda el mercadillo para ahogar nuestras ansias de consumo, pero hay que rebuscar mucho en cada puesto, para dar con la prenda adecuada y además que adquirir en esos sitios no tiene glamour, ni marca, ni clase, ni nada.

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