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jueves, 17 de marzo de 2011

JUAN ÁNGEL Y MI PESIMISMO

Mi amigo, el concejal de Urbanismo socialista Juan Ángel Pérez Arjona, me dice que ya no le gusto, que soy una persona pesimista y que en mis escritos se refleja la tristeza que me envuelve, y puede llevar razón, pero el ser pesimista no es una mala condición, puede ser algo preventivo, algo que me sirva para mirar al mundo de otra manera. El pesimismo y el optimismo no son valores en sí. Él, Juan Ángel, puede ser optimista, tiene un buen trabajo, bien pagado,y con un buen futuro, pues su partido puede ganar las próximas elecciones y seguir cobrando su sueldo otros cuatro años, pero y si no ganara...
Creo que uno de cada cuatro o cinco españoles está en el desempleo, esto no es motivo de alegría y los jóvenes lo tienen más crudo, más de un 50% de ellos no encuentran trabajo y se trata de los jóvenes mejor preparados de todas las épocas.
Y lo que verdaderamente me hace pesimista, es la actitud de la clase política. Se han convertido en una casta aparte, con sus buenos sueldos, sus buenas pensiones, su camarilla donde hablan unos con otros y se entienden, sin pensar en los demás, porque si pensaran, se bajarían los sueldos, se actualizarían las pensiones como la gente común y no tendrían privilegios. Pues eso, que los politicos deberían aclimatarse a la situación y entonces podrían decir, mira yo soy como tú, tengo los mismos derechos y los mismos deberes e intento que España vaya por la buena senda, que no haya privilegios y por eso lucharé. Pero no es así, cada vez hay más diferencias y por eso estoy pesimista. Espero que esto cambie y me vuelva optimista.
El pasado jueves, en la inauguración del centro Guadalinfo, en la Tejuela, la alcaldesa se acercó a una mujer que golpeaba un ordenador, la mujer se ruborió un poco y le dijo a Felipe López y a Elena Víboras que ellos eran muy importantes. La alcaldesa, le contestó que ella era tan importante como Felipe y como la alcaldesa y le invitó a la rueda de prensa y a estar con ellos durante todo el rato. Eso es lo que hay que hacer, pero en todos los ordenes, y no un ratito. Que todos tengamos los mismos derechos, que todos tengamos los mismos deberes y que todos podamos comer, tener una casa, compartir con nuestros semejantes en armonía. Salud.

1 comentario:

  1. Como probablemente sepa el ilustre concejal, optimismo y pesimismo son actitudes personales ante una misma realidad objetiva. La realidad es tal como la describes (como debería saber el ilustre). Las diferencias de actitud se producen cuando no se conoce esa realidad, o bien se vive ajeno a ella; que es lo que le sucede a esa "casta" que de optimistas. No hay más que ver cuando leen los resultados electorales: todos más felices que en una comunión, ¡todos ganan algo, nene!
    Es que no es para decirle a más de uno lo cipotón que está; o es que nos toman por gilipollas a todos los demás.
    Yo quiero ser optimista -no como tú, Santi-, y pensar que el día que algún político se dé cuenta de la realidad y de su responsabilidad en la misma, no empatizará con el sentimiento común hasta el punto de asomarse al pozo más hondo del pueblo.

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