Lo dicho, los fraileros ya nos podemos morir tranquilos. Hemos inaugurado el primer tanatorio de nuestra historia, con vistas al cementerio, solo hay que dar unos pasos y ya estamos en el Camposanto. Tiene este tanatorio de todo, buenas salas, aseos y una arquitectura moderna y funcional. Nos estamos adaptando a los nuevos tiempos. Con ello, desaparecen los velatorios en las casas, con charlas, cafes y cotilleo. Ahora no tendremos que trasladar a nuestros difuntos al tanatorio de Alcalá la Real. Ya somos autónomos hasta para la muerte.
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