Agosto camina como achuchándole para que siga consumiéndose. Las chicharras siguen sonando y las temperaturas siguen altas, como todos los agostos.
Estuve escuchando, un poco, el pregón a la Virgen en la noche de ayer, a cargo de un joven de 20 años y puso entusiasmo y ganas y el teatro Martinez Montañés se llenó como casi siempre y dijo un montón de cosas como dicen los pregoneros en todos estos casos.
Seguimos arrastrándonos para subsistir, tratando de arreglar todo este desaguisado que han echado a perder todos estos políticos, entablillando todos los huesos rotos, pero esto llevará tiempo y dejará un poso tan grande como una guerra. Todo el expolio que han hecho se nota en nuestras vidas. Porque estamos más tristes, nos cuesta más todo, y hemos perdido la alegría; eso han conseguido que perdamos la esperanza.
Es como el obstáculo de la roca de la Cruz del Rayo, parece que ha venido como algo que nos ha tocado, me dijo alguien que habían pasado 200 años sin que se cayera una piedra y ahora que el lugar es de todos los alcalaínos, la maldición se ceba en este lugar. Pero no importa, tan solo es un gasto más, un gasto grande pero que ya se va subsanando.
Los Festivales de Agosto han pasado sin pena ni gloria, como algo que tenía que pasar, sin entusiasmo, como algo inevitable y así no hay alegría y cuando se hacen las cosas porque se tienen que hacer algo va fallando, algo se va quebrando en la historia de los pueblos.
Ahora, nos pondrán una nueva presidenta de la Junta de Andalucía y el pueblo, sin comerlo ni beberlo, tendrá que aceptar esta decisión, esto es la nueva democracia, la democracia que quiere el PSOE para Andalucía, no ha cambiado casi nada, siguen pensando que somos un pueblo que hay que tutelar que aún no sabemos regirnos y que los cuatro listos de siempre nos tienen que gobernar.
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