Casi todo pasa, pasó la feria,
pasó la elección del nuevo alcalde, se recogieron las uvas y se espera una
cosecha de aceituna de 109 millones de kilos.
El otoño enfila el fin del año,
parece que ha bajado el paro un 4% en Alcalá, pero seguimos sin enterarnos que
nos siguen gobernando los mismos que nos han llevado a la ruina, que han
aumentado un 28% el dinero a los partidos y que nos siguen congelando los
sueldos y el alma cada mañana. Nada ha cambiado para que todo siga igual.
El nuevo alcalde se desgañita
diciendo que su gobierno es un equipo, mientras se ve negro en que haya armonía
y paz en el mismo. Porque la división está ahí, el PSOE está partido como lo
demostraron las elecciones primarias y al menos hay dos bandos que cada uno tira
por su lado. Bien hará el alcalde en hacer las cosas lo mejor que pueda y en
que esto no se le vaya de las manos, porque volverán otros que se pongan
delante como le pasó a Manuel León y solo le quedará la foto de recuerdo.
Cada vez viene más gente a Alcalá,
los fines de semana vemos a autobuses llenos de visitantes y en la Mota los grupos van y vienen
para admirar el primer monumento alcalaíno, mientras el PP critica la pobreza
del stand de Alcalá en Tierra Adentro, y grita que se puede hacer más por un
turismo de calidad, y claro que se puede hacer más, la materia prima está bien,
hay que vender a Alcalá lo mejor posible, pero los alcalaínos son los que deben
de hacerlo. Mirar por su tierra, por sus monumentos, por su gastronomía, por su
parque, y eso no lo hace, solo el Ayuntamiento, eso se hace entre todos.
Los Presupuestos Generales del
Estado no nos han traído ningún regalo, hemos perdido lo que teníamos, la Mota no podrá seguir
rehabilitándose, la autovía se ha perdido y solo se espera que en los Presupuestos
de la Junta sean más halagüeños, pero poco se puede
esperar cuando no hay. Estamos en la época de la escasez y si no funciona lo
que tenemos, como las urgencias del hospital, el nuevo centro de mayores o la
nueva guardería para que queremos tener más infraestructuras sino funcionan las
que ya están hechas.
Vivimos un tiempo de
recuperación, de luchar por lo que se ha ido, un tiempo en el que la mayoría
dice ‘que me quede como estoy’, un tiempo de recuperar los derechos que nos han
ido quitando y somos pasivos, aguantamos mucho, parece que aún nos pueden
‘joder’ más. El futuro está ahí, al alcance de la mano, pero debemos
labrárnoslo y no volver a dejarlo en las manos que nos llevaron a esta
situación.
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