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jueves, 4 de febrero de 2016

COHETES, EDUCACIÓN Y BENEFICENCIA


El perro de Jesús sufre cuando suenan los cohetes en la ciudad. Dice su dueño que hay muchas fiestas de este tipo y el can se esconde pero no se puede tapar las orejas y se arrastra en el suelo, pero que se puede hacer, la Candelaria es la Candelaria y las hogueras y las lumbres son una costumbre de muchos años. 
Todo es cuestión de cultura, se reunieron unas diez personas en el Edificio Joven para hacer un debate de Educación y estuvo interesante. Se habló de los problemas que hoy tiene la bendita Educación, dijeron que es un problema social y que los sistemas educativos liberales nadie los ha elegido, pero están marcando las agendas de los gobiernos, como en la España de la LOMCE. Están tratando la formación de forma individual y la han puesto al servicio de la economía. Quieren que la educación sea rentable y cada vez más se van desprestigiando las carreras, ahora un grado dura tres años y si se quiere seguir estudiando hay que hacer un máster que cuesta un bonito dinero a las familias y no todas pueden costearse este tipo de estudios. También, dijeron que la LOMCE es una ley mercantilista y  busca el desmantelamiento de la enseñanza pública. Lo que quieren es aumentar las diferencias entre la enseñanza pública y la red concertada. Ésta cada vez es más importante y va ganando privilegios. Y con el dinero de los ciudadanos se está pagando una enseñanza, cuyos profesores son elegidos a dedo por una empresa y sus responsables.
El pasado año el Ayuntamiento dio una serie de subvenciones para otros países cuyos habitantes sufren muchas penas, unos 22.000 euros se gastaron en eso. Pero, digo yo, que aquí hay también gente que no tiene casa y como los inmigrantes que han venido a la aceituna pues han dormido casi a la intemperie y ha sido los voluntarios y la beneficencia quién les ha ayudado. Y el sábado pasado estuve en Granada y mientras estaba sentado en una mesa con un par de amigos, llegó un joven y pidió dinero para una ONG, le dije que yo pagaba mis impuestos y que estaba en contra de la beneficencia, pero el muchacho me dijo que eso estaba muy bien, pero que mientras tanto había que ocuparse de la gente que lo pasa mal. Y gente que lo pasa mal, hay en todos sitios. Después vinieron unos tunos, cantaron una canción y pasaron la gorra para juntar dinero. También un joven extranjero tocó su saxofón y me gustó y le entregué un euro.

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