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martes, 23 de agosto de 2016

LAS HORTALIZAS SON UNA PASADA




Aún hay personas que no pueden prescindir de la hortaliza y cada año cultivan en su finca los tradicionales frutos como son el tomate, pimiento, sandía, melón, habicholillas o calabazas. Más que un trabajo es una especie de ritual agrícola en el que durante varios meses, se produce el milagro de convertir una serie de plantas o semillas, en variedades hortícolas que son consumidas en el hogar familiar, e incluso reparten las mismas entre amigos o familiares.
En Alcalá la Real, Frailes o Castillo de Locubín, todavía quedan gentes que son verdaderos magos en el cultivo de hortalizas. En la ciudad de la fortaleza de la Mota se está extendiendo este cultivo, con los huertos ecológicos que ha promovido el Ayuntamiento. Si damos un paseo por el carril-bici, se puede ver una serie de hortalizas junto a este camino. Los propietarios de las fincas prepararon el terreno en la primavera, colocaron las plantas como los tomates o pimientos, o plantaron las diversas semillas, velaron por ellas durante algún mes, y ahora, se pueden ver en las diversas  propiedades la ‘explosión’ de las hortalizas. Por entre los surcos, se ven salir grandes calabazas que algunas pueden pesar 80 kilos; entre las cañas preparadas para ello, los tomates verdes surgen y poco a poco van tomando su color característico, el rojo y el colorado, tomates hechos con entusiasmo, con un sabor inigualable que hacen suspirar al que los puede probar, nada que ver con los que consumimos de los invernaderos almerienses. Detrás de este tomate hay muchas horas de trabajo, muchos despertares, muchos riegos y mucho entusiasmo para poder dar ese fruto, pero vale la pena el esfuerzo, y eso a pesar de que casi nadie le da importancia a este tipo de cultivos. Además, los que se dedican a ello, no lo hacen para ganar dinero, sino como algo que llevan en su cuerpo que han aprendido de sus padres y abuelos. 

Hay gentes en todos estos pueblos de la comarca de la Sierra Sur que año tras año se dedican a realizar este milagro, el resultado es especial, al menos nos hacen sentir que otro tipo de alimentos naturales es posible.
Personas como Juan Antonio Marín, Miguel Montes, Enrique Cano, y muchos otros, no pueden remediar sembrar la hortaliza cada año, ir un día tras otro a observarla y cuidarla y al final, disfrutan sacando estos frutos a la tierra y aún más, regalando sus tomates, pimientos, berenjenas, pepinos y otros a quienes los rodean, es como una especie de ritual anual que los une a la tierra y a los hombres y mujeres que viven en esta comarca. 

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