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jueves, 10 de agosto de 2017

LA HISTORIA DE LA BELLE EPOQUE POR RAFAEL GARCÍA MEDINA

García Medina, quizás, se haya recuperado de los insomnios que sufría cuando salía de trabajar en la discoteca ‘La Belle Epoque’ de Alcalá la Real. Seguramente, la presentación de su libro ‘Memorias de la Belle’, le habrá conciliado el sueño y aumentado su autoestima, al ver que el Aula Magna del Convento de Capuchinos se quedó pequeña para acoger tanta gente que se había interesado por sus relatos. Este hombre de estatura pequeña, de frente despejada, poeta, escritor, amante de la esencia alcalaína, el hombre que se inventó ‘La quema de la Bruja’, que se hizo poeta por las calles alcalaínas, que inventaba amaneceres para ver Alcalá la Real desde la Mota, o que se ganaba la vida en una pequeña librería junto a la plaza del Ayuntamiento, fue la persona más besada en la noche del pasado 9 de agosto en el municipio alcalaíno y cientos de personas acudieron a su cita de las 22:30 horas, gente que estaba ansiosa, expectante por conocer las historias que se narran en estas páginas de la historia corriente y sencilla y que parece que marcarán un hito en la Alcalá actual.
La editora Inmaculada Puche abrió el fuego amigo y fue la encargada de empezar la puesta en escena de esta presentación. Junto a ella el propio escritor y el cronista oficial de la ciudad, Domingo Murcia, ocuparon la mesa del escenario. La primera dijo conocer a García Medina cuando ella tenía 17 años y añadió que había leído el libro durante un viaje por el camino de Santiago de Compostela, comentó que el mismo es un trozo de la historia alcalaína, ‘son las memorias de un escritor con maestría, es un magnífico libro’ y profundizó diciendo que Rafael García Medina fue un espectador privilegiado de una obra que se estaba representando en el local de aquella discoteca y que este camarero fue capaz de captar casi todo lo que allí aconteció durante los diez años en los que trabajó en la barra de aquel local.
Domingo Murcia hizo una descripción de amigo en la presentación y comentó que el autor era de mirada aguda e insinuante, de cabello descolorido, intuitivo, un Lazarillo profesional, un culillo del mal asiento que solo se encuentra bien cuando escribe, habilidoso y filantrópico. E incidió en que este libro sorprenderá a los lectores, y lo piropeó manifestando que ‘maneja la pluma con soltura y destreza, incide en la flaqueza humana de los alcalaínos’. E incluso comparó esta obra con la película Amarcord y siguió diciendo que era un relato despiadado de una galería de personajes grotescos y finalmente que el libro se convertiría en un clásico en el futuro, cuando no hay quien se identifique y por último lo definió como una crónica local, con diversos actores, de un cronista situado al otro lado de la barra.
Cuando llegó el turno del propio autor, respiró fuerte y en medio de tanta gente, sacó fuerzas de flaqueza y comentó la inauguración de la discoteca Belle Epoque alcalaína como un acontecimiento de primer grado en aquellos tiempos, porque pocos sabían lo que aquello era y los que entraron por primera vez quedaron extasiados con lo que vieron; allí había una fila de camareros que los recibían y según García Medina fue una noche espléndida, difuminada por una avería en el sistema de aire acondicionado. Siguió narrando Rafael García y mostró otra cara de aquel lugar, dijo que otros consideraban que el local era ‘un simple puti club’. Después, trató de definirse y dijo que era un apasionado de los libros, la cerveza y del ‘guiski’ con seven up y habló de la importancia que adquirió este local, hasta el punto que la calle que sigue llamándose Fernando el Católico, todo el mundo la conoce como de La Belle Epoque. Comentó que con esta obra había introducido una variación en la literatura vivenciaL, que el libro era el desgaste y el roce diario del protagonista (él) en el que reflejaba una parcela del submundo de la noche alcalaína. Y siguió comentando que había hecho un estudio psicológico de cada uno de los personajes y de sus comportamientos; con situaciones insólitas y añadió que no era un libro de ficción sino real y a la vez provocativo, singular, distintos y con toques eróticos. Dijo que había sido un parto difícil y que el libro se complementaba con una serie de datos y referencias que él lo llamaba radiografía de aquellos días. Finalmente, dijo que el libro es la historia de una crónica nocturna, es la historia de nuestro, la historia de tres generaciones de alcalaínos y acabó diciendo que el 19 de mayo de 2001 cerró sus puertas este local, con 30 años de vida.
Quizás, García Medina sea el genio de la lámpara de la Belle Epoque que a fuerza de frotarla ha dado a luz este libro, que narra las miserias, las alegrías, la vida, las vivencias de muchos de nosotros, quizás Rafael se convirtió durante este tiempo en un psicólogo de muchos de nosotros que acudimos allí para tratar de alternar los problemas cotidianos, con un rato de asueto y allí encontramos un mundo, en cierto modo, distinto, alegre, nocturno, en tinieblas y que también, muchos de nosotros nos íbamos desencantados cuando salíamos a la puerta amaneciendo y nos esperaba la realidad. La Belle Epoque marcó un ritmo a la comarca, a partir de su apertura dimos un paso, no sé si hacía adelante, pero lo dimos y nosotros cambiamos el chip, y ahora Rafael García Medina nos lo ha recordado.

1 comentario:

  1. Excelente artículo, Santi. Estoy deseando leer el libro y felicitar al autor.

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