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sábado, 16 de diciembre de 2017

FELIZ NAVIDAD, EMILIA


Mi hermana Emilia sigue seria, triste, allí en aquella residencia de monjas de la ciudad de Cabra.
Ella está pensativa, como si estuviera en otro lugar, nos mira, tiembla su cuerpo, no se interesa por nada. Está allí como si estuviera en otro lado, pero creo que ella está en su casa de Frailes, allí en la calle Hondillo, arreglando su terraza, limpiando su dormitorio, inquieta por hacer cosas.
Ha adelgazado y no se adapta al lugar, está bien cuidada y limpia, no tiene alegría, piensa y mueve sus manos. Dice que no necesita nada. Menos mal que su compañera de habitación la entiende y se llevan bien, se ayudan la una a la otra, se dan calor humano.
Emilia se alegra cuando va a verla su nieto Rafael pronuncia su nombre y se le ve un atisbo de alegría; allí sentados en aquella sala de visitas, nos mirábamos y pensábamos en nuestras vidas.
Me hubiera gustado que mi hermana Emilia tuviera una plaza en la residencia de mayores de Alcalá la Real, pero eso es muy difícil, pero sería esencial que estuviera cerca, porque podríamos visitarla casi todos los días, hablar con ella y verla con asiduidad. Bueno, pero al menos tiene un lugar donde vivir, donde es cuidada y donde puede llorar sus penas, todo se lo paga con su exigua paga de 650 euros, bueno le ayudará un poco la Junta de Andalucía.
Yo creo que Emilia se sigue preguntando el porqué de su estancia allí, en aquella residencia de monjas, cuando podría estar en su casa de Frailes, ha sido un desarraigo brutal, pero ha tenido suerte porque hay mucha gente ni siquiera tiene dinero para costearse la estancia en una residencia para mayores y es que en España, a pesar de que es un país con una democracia ‘consolidada’, aún no se han consolidado algunos derechos que pertenecen a las verdaderas democracias.
Pues nada amigos, que estas letras sirvan para desearos una Feliz Navidad.

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