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jueves, 19 de abril de 2018

ME ENCONTRÉ CON UN VIEJO Y HABLÓ

Ya no sirvo para nada. Unos días estoy mejor que otros, hoy estoy como mareado, no para caerme, pero sí para tener cuidado. Con esta edad lo único que quiero es morirme, no estoy bien en ningún sitio y eso a pesar de que estoy mejor que otros; todavía me puedo vestir y acostarme; yo, aún, puedo andar e ir de un sitio a otro, si tuviera menos edad, me buscaría una compañera, pero ya no, no puedo conducir, no la puedo llevar a ninguna parte, antes iba con mi coche a muchos sitios, ahora no puedo hacerlo y eso que no me han operado de casi nada, bueno de las cataratas, pero ¡joder! me dejaron mal.
Vivo con mis hijos, unas veces con mi hija y otras con mi hijo; ahora vengo del hogar del jubilado y me he venido porque allí no hago nada. La vida se va consumiendo, parecía que era valiosa pero no he hecho nada, cuando menos he acordado, se ha esfumado; la casa la tiene mi hijo, la mía, ya no tengo nada. Yo, aún, estoy bien, pero mi prima parece que se le ha ido la cabeza;el otro día va y me dice que quería irse a su casa, ¡coño! si su casa es esta, donde está viviendo. El otro día estaba en la plaza del Ayuntamiento y ví a uno que se meaba allí mismo, y no le dió vergüenza, me dijeron que estaba en una casa para personas que no están bien, que está más arriba de la Policía.
-¿Cuántos años tienes?
Estoy metido en los noventa, pero aún no los he cumplido. Bueno, ahora me voy, me meto en la casa y ya está; no, no quiero café, el café no me hace bien, antes me gustaba, pero ya no.

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